sábado, 16 de septiembre de 2017

Shulamith Apfel / Dos cortitos





















Esa noche llovía

Naftali, le dije. Se llamaba Naftali, tenía insignias de coronel. Qué suerte haberlo visto por Dizengoff, era tarde y ya no pasaban autobuses. 

Qué tal si me acercas, vivo en el edificio del doctor Mualem.

Naftali es un buen muchacho, conocía a la esposa y a los hijos.

Esa noche llovía, los eucaliptus crecían, las aguas del Yarkon bullían y muy rápidamente comprendí que no tenía sentido gritar y que no debía moverme.



Semillas negras

Fueron las violaciones, el hambre y la noria del terror lo que ahuyentó a nuestras familias hacia las tierras cálidas.

El desarraigo siguió aterrorizando a los niños aún durante mucho tiempo. Gentes que a duras penas arrastraban sus cuerpos huyeron a la carrera de sus países de origen. Respirar, olvidar, ansiar que el calor y la sal les curasen la piel.

Alguien les acercó una bolsa con semillas negras: repentina felicidad. Algo para tragar y para distraerse. Para despertar el cuerpo al frescor de la noche. Las mujeres se embarazaban. Ingenuos y amantes, pelaban naranjas valencianas y se alimentaban los unos a los otros.




Traducción: Gerardo Lewin


Shulamith Apfel nació en Chipre en una familia de sobrevivientes del holocausto y se crió en Haifa. Publicó su primer libro a los diecisiete años. Recibió los premios Holon por su libro Merhak/Distancia (1982), el premio Levy Eshkol para escritores hebreos en 1987 y 2013. Además de poeta es galerista y dramaturga.

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